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Los 7 pecados capitales de la comunicación política

¿Por qué no te escuchan cuando hablas?

En comunicación política muchos pueden ser los motivos por los que tu audiencia esté mirando para otro lado mientras intentas conectar con ella, entreteniéndose con su teléfono móvil o simplemente se encuentre distraída en vez de escuchar cuando les hablas.

Y es que, si escuchar es un arte, saber comunicar lo es mucho más. La comunicación en política se debe, en gran parte, a que el mensaje político llegue y sea entendido por la ciudadanía. Por eso es fundamental no caer en los siete errores que de manera habitual suelen producirse en los actos, eventos, comparecencias, encuentros sociales y otros escenarios de participación entre la clase política y el electorado.

Es fácil incurrir en estos fallos sin apenas darnos cuenta, provocando así distanciamiento y alejamiento de nuestro discurso hacia la ciudadanía. Estos son los 7 pecados de la comunicación política:

  1. Cumplidos: Decir cumplidos negativos a otros, o hablar mal de alguien cuando no está presente, es un mal hábito. Se corre el riesgo de generar desconfianza en quien recibe el mensaje ya que tu interlocutor puede llegar a pensar que con el tiempo podrías hacer lo mismo con el o con ella.
  2. Juzgar: ¿Quién somos para juzgar a nadie? Por lo tanto, no es recomendable ya que se llega a relacionar nuestro mensaje con los prejuicios. La gente tiene su propia opinión, es muy difícil aceptar otra, aunque a simple vista lo parezca. No nos gusta que nos impongan ideas o argumentarios y lo más probable es que lleguen a juzgarte y te cataloguen en consecuencia.
  3. Negatividad: La gran mayoría de las personas evitamos y huimos de conversaciones o mensajes negativos y pesimistas. Además, este tipo de actitudes de lamento continuo, de desconfianza, de malos augurios, de “todo lo demás está mal” y lo único que vale es mi mensaje, llegan a producir desapego. Todos queremos escuchar y hablar con aquellas personas que, al finalizar nuestra conversación, nos hacen sentir bien. Queremos interactuar con quién me transmita buenas sensaciones y mucha energía.
  4. Excusas: El ser humano tiende de manera natural a esconderse detrás de las excusas, no siempre, pero en la comunicación política, es un modus operandi bastante frecuente. Las excusas evidencian claramente que tenemos la intención de exportar los errores y no asumir responsabilidades y hacer autocrítica.
  5. Rebuscar: ¿Por qué nos empeñamos en política en querer decir nuestro mensaje hablando un idioma que no entiende la mayoría de la ciudadanía? Cuando le damos demasiadas vueltas a las cosas y adornamos desproporcionadamente las palabras o frases, confundimos, y la confusión es ruido. Simplificar en la comunicación política es acercar y la cercanía suma. ¿Por qué decimos infraestructuras cuándo podemos decir casas? ¿Por qué escribimos accesibilidad cuando es mejor decir o escribir puerta abierta? En el marketing político, transmitir con claridad es sinónimo de alcanzar con tu mensaje o producto político.
  6. Exageración: Exagerar está mal visto. Si en tu mensaje o discurso político aportas tintes desproporcionados a la intervención, das inmediatamente una falta de realidad y de veracidad. Intenta ser natural, realista y comedido en todo lo que expones.
  7. Narcisismo: Tu opinión, en la mayoría de las ocasiones, importa poco. El votante quiere que le mejores su calidad de vida y no que lo confundas con opiniones personales sobre hechos objetivos. El electorado del siglo XXI, aunque parezca extraño, no sabe muchas veces lo que pide a los líderes y lideresas que se dedican a la política. 

Ahora bien, no quiere ser convencido de algo que se contrapone a sus pensamientos. Incluso, aunque fueran en la misma línea, la ciudadanía no quiere que le impongan ideas bajo la cortina de las opiniones de carácter personal, mucho menos cuando hay cierto aroma a protagonismo excesivo.

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7 CLAVES PARA UNA COMUNICACIÓN POLÍTICA EFICAZ

¿Cómo se puede combatir la escucha pasiva del electorado?

Si has cometido alguno de los errores anteriores en tu comunicación política, puedes usar 7 técnicas o herramientas para combatirlos: autenticidad, honestidad, fortaleza, cercanía, integridad, pasión, oratoria.

Autenticidad. – eres tú, ni más ni menos. No intentes aparentar aquello que no eres, si quieres gobernar para la mayoría tienes que ser, hablar y respirar como la mayoría, pero siempre desde tu lado más genuino y auténtico.

Honestidad. – Cuando no sepas que decir, di la verdad. La coherencia y la sinceridad siempre serán compañeros de fiar en tu trayectoria política, sobre todo a medio y largo plazo.

Fortaleza. – Cualquier audiencia busca en sus líderes políticos alguien que muestre solvencia y garantía de afrontar y defender con contundencia los intereses de la sociedad. El liderazgo político tiene que tener intrínsecamente asociados los atributos de fuerza, decisión y garantía de asumir responsabilidades cuando se presenten.

Cercanía. – La empatía no es solamente ponerte en el lugar del otro, va mucho más allá, sumergiéndote de lleno en sus problemas o circunstancias y de la manera más natural posible.   

Integridad. – Se trata de transmitir confianza, si no te crees lo que dices, difícilmente vas a hacer que tus interlocutores reciban coherencia entre lo que dices y lo que realmente estás comunicando. Ser un político o una política integra requiere de hacer siempre lo correcto y hacer lo correcto conlleva aciertos y errores, todo el mundo se equivoca, eso nos hace más cercanos y accesibles ¿recuerdas?

Pasión. – Ponle el alma a tu mensaje, no te dejes nada nunca. Las segundas oportunidades en política no existen y si la primera vez que te escuchan ven a una persona abatida o cabizbaja, será muy difícil que cambien a posteriori la impronta que les has dejado. Si pones pasión a lo que dices, tu credibilidad y tu impacto de marca personal, crecen exponencialmente. 

Oratoria. – No es lo que dices, sino como lo dices. Es imprescindible que trabajes tu expresión oral, tu forma de comunicar en las intervenciones en directo o a través de mensajes, post en redes sociales, entrevistas, ruedas de prensa y otros escenarios donde tu marca política interactúa con el votante. 

La oratoria comprende atender muchos apartados como el tono de tu voz, tus silencios, tu pronunciación, el ritmo de tus comparecencias, el lenguaje no verbal o para-verbal del que tanto se habla. Tu oratoria política puede mejorar siempre y cuando la trabajes y la entrenes.

SEÑALES QUE INDICAN QUE TU AUDIENCIA NO TE ESCUCHA.

¿Te ha pasado alguna vez que hablas con alguien y tienes esa sensación de tener delante un tronco de árbol? Seguro que si, todos hemos vivido momentos así muchas veces. ¿Por qué ocurre esto si nos está mirando? La respuesta la tienes en que no todas las personas saben o pueden escuchar, no es nada fácil.

Escuchar implica esfuerzo, interés, atención, autocontrol y comprensión, mucha comprensión. Todos estos apartados deben de combinarse para una escucha plena y de cierto nivel, de ahí que la comunicación política tenga que estar constantemente emocionando y sorprendiendo a sus audiencias, lo demás, es más de lo mismo.

Por eso se hace tanto énfasis en la comunicación política emocional, dejando que dichas emociones fluyan sin querer intervenir o poner control sobre ellas, solo así tendrás como resultado una comunicación política efectiva.

Por lo tanto, se hace muy necesario que quien nos pueda estar escuchando esté centrado en lo que decimos y esté preparado para escuchar sabiendo lo que hace en ese momento.

EL MENSAJE POLÍTICO ¿QUÉ HACER CUÁNDO NO TE ESCUCHAN?

Pueden ser diversas las causas que dan motivo a que no escuchen tu comunicación, más allá de que no les interese lo que estás intentando informar o notificar. Tu imagen personal en política también juega un papel fundamental en la escucha de tu interlocutor.

El cansancio, otras preocupaciones, incluso el estar “obligado u obligada” a estar frente a ti, ¿Quién sabe? Pero lo cierto es que hay muchos condicionantes que hacen que prestar atención a tu mensaje sea toda una odisea. Piensa que la capacidad de atención en un acto de comunicación es como una montaña rusa, tiene un pico muy alto en los primeros veinte segundos, se mantiene estable durante un tiempo y si tienes suerte y lo haces bien, puedes volver a conectar al final del mensaje.

Como los motivos pueden ser variados, las posibles acciones para dar respuesta a un comportamiento de este tipo también pueden ser muy diferentes.

Aquí tienes diez recomendaciones para tener en cuenta cuando detectes que tu mensaje político no está llegando y que la ciudadanía no te escucha:

  1. Haz preguntas, utiliza la retórica. Las preguntas llevan con nosotros toda nuestra vida, utilízalas como recurso. 
  2. Cambia de tema si es necesario.
  3. Habla mirando a la audiencia a nadie le gusta ver a alguien leyendo constantemente en su intervención.
  4. Elimina elementos que distraigan la atención, recuerda que nos persuaden las personas, no sus ideas.
  5. Llévalo de nuevo a la conversación o a tu exposición. Para ello puedes hacer un breve resumen o puntualizar elementos destacados de tu argumentario.
  6. Modula y juega con la voz, no seas plano.
  7. Se breve si hace falta, nadie se ha quejado nunca de un discurso o intervención demasiado corta.
  8. Comunica en un lenguaje que entienda tu audiencia, no compliques la escucha.
  9. Usa verbos de acción en tu redacción política o en aquello que quieras informar.
  10. Dales riqueza a tus canales de comunicación, cada canal tiene sus audiencias y su código de interacción.

Seguro que hay muchos más trucos o herramientas para una escucha más constante y eficaz de tu mensaje político, pero la más poderosa eres tú, tú eres el mensaje.

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